Desarrollo de ensayos para la detección de anticuerpos contra SARS-COV-2 en suero

Desarrollar y validar nuevos test de diagnóstico de anticuerpos contra el coronavirus con sensibilidad y especificidad contrastadas y mejoradas. Ese el proyecto en el que está trabajando el grupo del CNIC que dirige el Dr. Miguel Torres en colaboración con otros grupos del centro, como el del Dr. Jorge Alegre y el de la Dra. María Montoya, así como con el Dr. Óscar Llorca del CNIO.

“Hemos puesto a punto la técnica de Elisa para que sea capaz de detectar inmunoreactividad con la proteína spike y con la proteína de la nucleocápside”, explica el Dr. Torres.

El equipo del CNIC ha testado ya 1.000 muestras de voluntarios que participan en la cohorte PESA-CNIC-Santander cuyos sueros se extrajeron antes del comienzo de la pandemia.

El PESA-CNIC-Santander es un estudio prospectivo de cohortes en el que más de 4.000 individuos de edad intermedia son controlados a largo plazo gracias al empleo de las técnicas de imagen más innovadoras y cuya finalidad principal es caracterizar la prevalencia y la tasa de progresión de las lesiones ateroscleróticas latentes y estudiar su asociación con factores moleculares y ambientales, incluyendo los hábitos alimentarios, la actividad física, los biorritmos, las características psicosociales y la exposición a contaminantes ambientales.

El análisis de estos sueros, explica el Dr. Torres, nos ha permitido establecer la incidencia de falsos positivos de esta técnica, que son muy pocos, “por debajo del 1%, lo que realmente es muy bajo”.

La innovación del proyecto del CNIC es que su test es capaz de distinguir las dos inmunidades al utilizar dos proteínas; la spike, proteína a la que se dirigen todas las vacunas aprobadas hasta ahora para la COVID-19, “con lo cual podemos detectar la inmunidad que generan estas vacunas”, y la proteína de la nucleocápside, que en principio “ninguna de las vacunas te inmuniza contra esa proteína”.

Con el test validado en el CNIC se podrá diferenciar si una persona, además de haber sido vacunada, ha pasado la infección.

Señala el Dr. Torres que la mayor parte de los test que se utilizan actualmente no distinguen entre estas dos proteínas y están hechos para la spike, con lo cual no distinguirían una inmunidad de la otra, a priori, porque puede que la inmunidad natural sea distinta.

Una vez establecidos y validados, estos test Elisa se van a poner a disposición del sistema público de salud y el CNIC está explorando la posibilidad de su desarrollo comercial en colaboración con empresas nacionales.

El paso siguiente, apunta Torres, será analizar un número suficiente de muestras de esas mismas personas obtenidas durante la pandemia. Así, “lo que esperamos detectar es el número de individuos que ya están inmunizados porque han sufrido la infección, de manera que se podrán seleccionar para su inclusión en los estudios de imagen vascular con la infección por SARS-CoV-2”.

Se sabe que las personas que están en la fase de infección aguda muestran una tendencia mayor a aterogénesis. Pero lo que se desconoce, señala el Dr. Torres, es si, a largo plazo, las personas asintomáticas pueden presentar una evolución peor de la aterosclerosis, o si, respecto a personas que no han pasado la COVID-19, la progresión a largo plazo de la aterosclerosis diverge en las personas que han pasado la enfermedad con síntomas y que durante la fase aguda no han tenido trombos ni ninguna complicación vascular”.

Con el test validado en el CNIC se podrá diferenciar si una persona, además de haber sido vacunada, ha pasado la infección

El CNIC está explorando la posibilidad de su desarrollo comercial en colaboración con empresas nacionales

Gracias al estudio PESA-CNIC-Santander, se podrá hacer un seguimiento de sus arterias con técnicas de imagen. “De esta forma —asegura el experto del CNIC—, podremos establecer si dicha relación existe o determinar que no hay ninguna implicación a largo plazo y que todas las complicaciones que surgen son agudas y no comprometen la salud a largo plazo”.

La información que se obtenga será importante, comenta el Dr. Torres, porque, si existe esa asociación, “entonces haber pasado la COVID-19 sería una indicación para ser especialmente cautos y considerarla como un factor de riesgo para la aterosclerosis similar a los tradicionales”.

Por otro lado, el grupo del Dr. Torres está en contacto con hospitales y también responsables de comunidades autónomas por si necesitan colaboración de seguimiento, tanto de la inmunidad natural como de la inmunidad producida por las vacunas.

El proyecto se ha hecho con la colaboración del CNIO, el Hospital de La Princesa de Madrid y el Hospital Clínico de Madrid, que aportó 100 sueros y con el que el CNIC ha firmado un acuerdo con la aprobación del comité ético.

“Ahora mismo estamos recogiendo las muestras de estas 1.000 personas y, cuando tengamos 500 sueros, haremos un primer ensayo”, afirma el Dr. Torres, que destaca que, al ser el suero de la misma persona obtenido en diferentes momentos, “podemos analizar la reactividad que había antes de la COVID-19 y la que tiene ahora.

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