CNIC: Exportando talento por el mundo

CNIC es un centro de excelencia que ha consolidado su papel como referente en la formación de jóvenes científicos a través de sus programas de becas y formación en biomedicina. Desde 2006, sus iniciativas han impulsado la carrera de más de 600 estudiantes, facilitando su acceso a la investigación de vanguardia y al desarrollo profesional en el ámbito científico.

Programa Cicerone: Primera puerta a la investigación

El Programa Cicerone, dirigido a estudiantes universitarios, ha contado hasta la fecha con la participación de 431 jóvenes desde su creación en 2006. Esta iniciativa ofrece una experiencia de inmersión en laboratorios de investigación durante los meses de verano, proporcionando una primera toma de contacto con la ciencia biomédica en un entorno de excelencia.

Impacto en la formación doctoral y el desarrollo profesional

El compromiso del CNIC con la formación de jóvenes investigadores se refleja en los 247 doctorados completados entre 2006 y 2024. El impacto a largo plazo de estos programas se aprecia en que 102 personas participantes del Programa Cicerone obtuvieron una beca de Máster en el CNIC. De ellas, 71 (70%) continuaron su carrera como investigadores predoctorales en el centro. Además, 47 ya han defendido con éxito su tesis doctoral y 24 aún la están desarrollando.

El CNIC además ha realizado un seguimiento de 232 doctores formados en el centro, con resultados alentadores sobre su inserción laboral. Así, 162 han continuado su carrera en la investigación, 19 han alcanzado posiciones como profesores o líderes de grupo y 70 han llevado su talento a la industria biomédica, contribuyendo al desarrollo de nuevas soluciones en el sector.

Estos datos confirman el papel clave del CNIC en la formación y consolidación de una nueva generación de científicos, asegurando la continuidad del talento en la investigación biomédica y su impacto en la sociedad.


Amelia Escolano, jefa de grupo en el Vaccine & Immunotherapy Center del Wistar Institute en Filadelfia (EEUU):

“Sigo día tras días aplicando todo lo que aprendí en CNIC”

Amelia Escolano

Amelia Escolano llevó a cabo su predoctorado en el CNIC, en el laboratorio Juan Miguel Redondo, algo “fundamental para poder desarrollar mi carrera investigadora”. Allí adquirió los conocimientos necesarios en biología molecular, bioquímica e inmunología para las siguientes etapas de formación, pero, además, para “adquirir la independencia y madurez científicas necesarias para enfrentarme a mi formación postdoctoral”. Amelia reconoce la importancia que tuvo para su carrera científica aprender del equipo del Dr. Redondo lo que es la ética profesional y lo que significa tener un buen mentor.

Fue durante la pandemia de COVID-19 cuando inició su laboratorio independiente, periodo durante el cual tuvo la oportunidad de prepararse para esta transición. La nueva posición, dice “conlleva nuevas actividades y responsabilidades”. Recuerda que lo más complicado fue “la responsabilidad de saber que mi equipo y sus futuros profesionales dependían de mí, económica y científicamente. La presión por obtener financiación es algo que nos preocupa a todos”.

Amelia sigue colaborando con varias personas que estuvieron o están en el CNIC, como la Dra. Almudena Ramiro.

Actualmente su laboratorio trabaja en el diseño de vacunas para el VIH. “Trabajamos con biología molecular, modelos animales, biología estructural e IA. Aunque ahora me enfoco en vacunas y respuesta inmune, sigo aplicando y compartiendo lo aprendido en el CNIC”.

Desde su experiencia, Amelia aconseja a los nuevos investigadores a que “confíen en ellos mismos y en su preparación, que luchen y sean proactivos para encontrar su lugar y que no se dejen intimidar. Que trabajen duro, que sigan pese a que en muchos momentos piensen en abandonar, que expandan su red de colaboradores y conexiones y que, sobre todo, nunca, dejen de disfrutar de la ciencia”.


Rosario Fernández Godino, directora del área de Screening y Validación de Dianas en Fundación MEDINA:

“Las técnicas de biología celular que desarrollé en el CNIC fueron la base para los modelos avanzados de mi postdoctorado”

Rosario Fernández Godino

Rosario Fernández Godino, que dirige desde 2022 el área de Screening y Validación de Dianas en Fundación MEDINA, asegura que su primer contacto con un centro de investigación de verdad fue en el CNIC.

Del paso a liderar su propio grupo o desarrollar una línea de investigación independiente recuerda que “lo más difícil es conseguir financiación, pero también encontrar personas capaces. Cuando eres un investigador emergente tienes que hacerlo todo: estar en el laboratorio, escribir proyectos, escribir artículos, etc., y es bastante estresante”.

Actualmente Rosario trabaja en el descubrimiento de fármacos, con un enfoque en cáncer, enfermedades neurodegenerativas y nuevos antibióticos. No obstante, afirma que “las técnicas de biología celular desarrolladas durante mi doctorado en el CNIC fueron la semilla para los modelos avanzados que realicé después durante el postdoc”.

A las personas que se quieran dedicar a la investigación les aconseja “tener ideas innovadoras”, pero también “saber transmitirlas y ser capaces de establecer los objetivos y el diseño experimental de forma clara. Es la mejor forma de que los proyectos lleguen a financiarse”.

En su opinión, “la experiencia en el extranjero es fundamental; es importante ver cómo se trabaja fuera y ampliar horizontes más allá del lugar donde se realizó la tesis”.


Rafael Mayoral Monibas, Associate Director, Translational Science, R&D Corcept Therapeutics:

“El camino hacia el liderazgo en investigación requiere tiempo, dedicación y un aprendizaje continuo”

Rafael Mayoral Monibas

El CNIC fue fundamental para el desarrollo de mis habilidades científicas, dice Rafael Mayoral Monibas. “Gracias a mis mentores - Paloma Martín-Sanz y Lisardo Boscá Gomar-, desarrollé un pensamiento crítico y rigor científico clave en mi trayectoria. En el CNIC, viví la transición a espacios abiertos, fomentando la colaboración, esencial hoy en la investigación”.

Su transición de investigador a liderar y desarrollar una línea de investigación, así como coordinar el desarrollo de una tesis doctoral o gestionar un equipo, le presentó varios desafíos. “Tuve que desarrollar habilidades de gestión, liderazgo y toma de decisiones estratégicas, fundamentales, pero poco enseñadas en la formación científica. La experiencia me permitió crecer y ampliar mi visión de la investigación.”

Rafael he seguido colaborando con investigadores del CNIC a lo largo de su carrera, participando en proyectos del CIBERehd y manteniendo contacto con personal del CNIC, como Andrés Hidalgo.

Actualmente está desarrollando una línea de investigación en el ámbito del MASH (esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica). “Mi trabajo conecta la investigación preclínica y los ensayos clínicos, enfocándose en el compuesto miricorilant, un modulador selectivo del receptor de glucocorticoides. Mis experiencias predoctorales en el CNIC, centradas en inflamación hepática y enfermedades metabólicas, han sido clave para mi labor actual”.

Con la perspectiva que dan los años, Rafael comenta que el camino hacia el liderazgo en investigación requiere tiempo, dedicación y un aprendizaje continuo. “Es crucial seleccionar un área que despierte pasión, ya que la carrera científica exige un compromiso a largo plazo y la capacidad de superar diversos obstáculos. La colaboración y el trabajo en equipo son clave para liderar proyectos científicos. Durante la formación, las estancias internacionales amplían perspectivas y fomentan conexiones valiosas. Para construir una carrera sólida es fundamental aplicar pensamiento crítico, rigor científico y centrarse en objetivos a largo plazo. Además, habilidades como comunicación, gestión de proyectos y mentoría son esenciales al liderar un equipo o una investigación”.


Teresa Rayon, líder del Laboratorio de Dinámica Comparativa de Células Madre en el Instituto Babraham:

“Mi formación en el CNIC fue clave para convertirme en la científica que soy”

Teresa Rayon

Teresa Rayón comenzó su doctorado en el CNIC en 2008 en “Biología del desarrollo de vertebrados”, bajo la dirección de Miguel Torres, y lo finalizó en 2014 en “Biología regenerativa”, en el programa que dirigía Miguel Manzanares. “Mi formación en el CNIC fue clave para convertirme en la científica que soy y ha influido en cómo dirijo mi propio grupo de investigación. Además de asentar mis habilidades científicas, la estructura de trabajo colaborativo y el acceso a recursos fueron fundamentales”.

Recuerda de su etapa de formación los seminarios de los viernes del departamento; “fueron una experiencia clave, donde pude presentar y discutir mis resultados con compañeros y jefes de grupo. En esos años aprendí qué significa “hacer ciencia” y la importancia de la integridad científica, la reproducibilidad y el rigor experimental. Los seminarios de formación sobre cómo revisar artículos científicos y hacer presentaciones, en inglés, e impartidos por Simon Bartlett, fueron también fundamentales”.

Ha elegido un instituto que mantiene la misma filosofía y cultura de excelencia que el CNIC o el Francis Crick Institute: “mi laboratorio comparte espacio en un laboratorio grande y los estudiantes de doctorado participan en un programa de doctorado que incluye seminarios sobre integridad y replicabilidad, entre otros”.

Para Teresa su mayor desafío fue pasar de ser responsable de uno o dos proyectos a ser supervisora de muchos. “Dejas de ser la persona que realiza los experimentos y analiza los datos, y tu rol pasa a ser el de apoyar a los miembros de tu grupo en el desarrollo diario de los proyectos, manteniendo su interés, ayudándoles a analizar, interpretar y poner los nuevos resultados en perspectiva para diseñar el siguiente paso. Nunca olvidaré la primera vez que vi a un miembro de mi grupo presentar y hacer suyo un proyecto que originalmente solo existía en mi cabeza. Fue una experiencia muy emocionante”.

Además, hay una gran parte del trabajo de gestión que los jefes de grupo tienen que hacer, de la cual no tenía ni idea cuando empezó. “Esta parte del trabajo es crucial, aunque a menudo pasa desapercibida. Al principio, una siente que no sabe cómo manejar estos aspectos porque nunca hemos sido entrenados para ello. Por suerte, la mayoría de estas tareas se resuelven con sentido común, y las decisiones rara vez se toman de forma individual”.

A pesar de no tener colaboraciones directas con el CNIC, Teresa, mantiene el contacto con antiguos compañeros del CNIC. “Una proporción muy alta de los doctorandos de mi época han formado sus propios grupos de investigación independientes, y la formación e intereses comunes que compartimos nos permiten seguir colaborando en nuestros proyectos”.

Destaca además el contacto con investigadores y estudiantes a través de la Sociedad Española de Biología del Desarrollo de la que es miembro de la junta directiva.

“Mi pasión es la biología del desarrollo de mamíferos, y aprendí muchísimo sobre ella en el CNIC. Además, es donde comencé a trabajar con células troncales de ratón (embryonic stem cells), lo que me permitió desarrollar mi proyecto postdoctoral en el Francis Crick Institute en Londres en el laboratorio de James Briscoe”.

En su laboratorio, “Comparative stem cell dynamics”, tratan de comprender cuales son los mecanismos moleculares que miden el tiempo en los animales y saber si son los mismos que determinan la esperanza de vida.

A los futuros investigadores les recomienda “leer mucho”, que dediquen “tiempo a diseñar el mejor experimento para responder a sus preguntas, y que traten de responder las preguntas que les parecen importantes, independientemente de las técnicas o de las modas”. Aconseja también “hablar mucho de los resultados y experimentos con colegas, y ayudar a otros en sus experimentos, porque la ciencia no se hace en aislamiento”.


Bárbara López Terán, Xaira Therapeutics:

“La carrera científica es una maratón, y disfrutar del proceso facilita alcanzar la meta”

Bárbara López Terán

Bárbara López Terán completó su estudios de máster y doctorado en el CNIC, donde, rodeada de científicos de alto nivel y con acceso a instalaciones de primer orden y las últimas tecnologías, pudo desarrollarse como científica a un nivel competitivo internacionalmente. Destaca el apoyo de la dirección del centro a iniciativas impulsadas por los propios doctorandos, como la oportunidad que tuvo de coordinar la primera edición del CNIC PhD Day, que le permitió cultivar habilidades de liderazgo. “La combinación de un entrenamiento científico de alta calidad y el fomento del liderazgo fue clave para consolidarme como una figura competitiva en la ciencia internacional”.

Bárbara, que actualmente trabaja en Xaira Therapeutics, tuvo que llevar a cabo la transición de una investigación puramente académica a ajustarse a hacer ciencia en la industria, en una startup, donde, aunque las técnicas siguen siendo las mismas, la estrategia de cómo hacer ciencia es completamente diferente. En un entorno de este tipo, dice, “se requiere obtener resultados en un plazo mucho más corto y focalizados en objetivos muy concretos, los cuales pueden cambiar constantemente en función de factores que no son exclusivamente científicos, como las necesidades del mercado o las inversiones disponibles”.

Además, cuenta que pasar de ser investigador a liderar su propio grupo implicó asumir nuevas responsabilidades en la gestión del equipo y los recursos, lo que también la desafió a equilibrar la parte científica con la parte administrativa. “Tuve que aprender a tomar decisiones estratégicas rápidamente, adaptarme a un entorno más dinámico y gestionar las expectativas, tanto dentro del equipo como con los stakeholders externos. Estos retos me permitieron crecer como líder y consolidar mi propia línea de investigación independiente”.

Bárbara, durante su postdoctorado en el laboratorio de Deepak Srivastava en Gladstone Institutes, continuó colaborando con Guadalupe Sabio, su mentora durante el doctorado. Sin embargo, reconoce que trabajando en una startup, “las colaboraciones externas con la academia y otras empresas son más limitadas”.

Actualmente, su equipo forma parte de la división de Early Discovery, donde se centran en utilizar las tecnologías más avanzadas disponibles en genómica y proteómica, junto con técnicas experimentales más estándar, para estudiar los mecanismos de acción de dianas terapéuticas de interés. “El objetivo es generar datos que puedan apoyar la decisión de si estas dianas deben o no entrar en la pipeline de desarrollo de fármacos de la compañía”.

Su experiencia en el CNIC, especialmente en el estudio de enfermedades cardiovasculares utilizando modelos celulares y animales, junto con la formación científica rigurosa que recibió allí, ha sido clave para poder apoyar e interpretar los resultados de estos proyectos. “La comprensión profunda de los mecanismos moleculares que adquirí en el CNIC me ha permitido aplicar estos conocimientos a un contexto de investigación más orientado a la terapia, donde el desafío es traducir los descubrimientos básicos en aplicaciones clínicas”.

A los investigadores en formación en el CNIC, les aconseja que se enfoquen en un tema científico que realmente disfruten. “La carrera científica es una maratón, y disfrutar del proceso facilita alcanzar la meta. Hacer estancias en otros laboratorios y salir de la zona de confort permite aprender y crecer. Existen diversas formas de tener una carrera exitosa, tanto en academia como en la industria, por lo que es importante mantener una mente abierta”.


José Ángel Nicolás, Instituto de Investigación Cardiovascular de la UCSF:

“Nadie nace siendo líder ni se convierte en uno de la noche a la mañana”

José Ángel Nicolás

Para José Ángel Nicolás la formación en el CNIC fue fundamental para su desarrollo como científico. “Llegué a esta institución en 2013, recién licenciado en Biología, para realizar una estancia a través del programa CICERONE. Allí conocí al grupo de Andrés Hidalgo, con quien continué mi formación a través de un Máster CNIC y un doctorado financiado por una beca FPI Severo Ochoa”.

Cada una de estas etapas en el CNIC le ha permitido adquirir la experiencia, el conocimiento y las habilidades necesarias para hacer ciencia de alto nivel. Además, subraya que la interacción con investigadores líderes en diversas disciplinas amplió su perspectiva científica y le enseñó la importancia de la colaboración y el pensamiento crítico. Asimismo, “el acceso a tecnologías avanzadas me permitió abordar preguntas innovadoras con una profundidad y eficiencia únicas”.

En cuanto a liderazgo, sostiene que su trayectoria progresiva en el CNIC le permitió desarrollar competencias clave, como la gestión de proyectos, la mentoría de estudiantes y la comunicación científica efectiva. “Aprendí de grandes mentores, tanto dentro como fuera de mi grupo, que me guiaron en cada transición como investigador en formación y se convirtieron en referentes para mi crecimiento profesional. La oportunidad de aplicar y perfeccionar estas habilidades de manera natural y progresiva a lo largo de mis años en el CNIC ha sido esencial en mi evolución hasta convertirme en líder de mi propio grupo”.

Tras su partida del CNIC hacia el Instituto de Investigación Cardiovascular de la UCSF, definir una línea de investigación independiente fue el menor de sus problemas; “hay muchas preguntas que me apasionan y en las que me siento cómodo y motivado para trabajar. Sin embargo, el cambio más drástico ha sido en mi dinámica de trabajo diaria”.

Se refiere Ángel a que el paso de investigador a líder de grupo ha sido un “desafío significativo, a veces incluso frustrante, pero también una oportunidad para crecer en múltiples dimensiones”.

Uno de los mayores retos, añade, “ha sido equilibrar las tareas científicas con las responsabilidades administrativas y de gestión. Como líder, descubrí que las obligaciones como la burocracia, gestiones y reuniones consumen mucho tiempo, lo que dificulta estar en el laboratorio y perder esos momentos que nos enamoran de la ciencia”.

Aun así, liderar un grupo tiene enormes recompensas. “Tomar decisiones sobre el rumbo de la investigación, gestionar recursos estratégicamente y contribuir al desarrollo del equipo es increíblemente gratificante. Para mí, ser un buen líder no se trata solo de dirigir proyectos, sino de inspirar confianza, fomentar el crecimiento profesional de cada miembro y crear un entorno en el que todos encuentren la motivación para dar lo mejor de sí mismos”.

Todavía tiene proyectos pendientes de su etapa en el CNIC, pero ya ha iniciado nuevas colaboraciones con investigadores del centro.

En su laboratorio se investiga el papel de las células inmunitarias en la función de los tejidos sanos, con un enfoque particular en los macrófagos del corazón. “Estos proyectos surgieron a partir de estudios que realicé en el CNIC durante mi etapa como investigador pre- y postdoctoral”. Este trabajo, agrega, “fue posible gracias a la oportunidad de desarrollarme en un entorno altamente interdisciplinario en el CNIC, donde pude integrar conocimientos de inmunología, cardiología, metabolismo y biología celular para abordar preguntas completamente novedosas sobre el papel de los macrófagos en la salud tisular”.

Nadie nace siendo líder ni se convierte en uno de la noche a la mañana, advierte Ángel. A las personas que ahora están en CNIC les dice: “tenéis la suerte de estar en un centro excepcional donde podéis crecer, formaros y desarrollaros como científicos. Aprovecha esta oportunidad: pide consejo, aprende de los grandes investigadores que te rodean y avanza hacia tus aspiraciones de forma progresiva, con previsión y determinación”.


Macarena Fernández Chacón, Vicedecana de la Facultad de Ciencias de la Salud & Coordinadora del Grado en Biotecnología & Departamento Ciencias de la Salud y Biomédicas de la Universidad de Loyola (Sevilla):

“Estoy en el proceso de encontrar el equilibrio entre la parte más administrativa con la investigación”

Macarena Fernández Chacón

Macarena reconoce que la formación en el CNIC fue clave para su desarrollo científico y profesional. Trabajar en un entorno de excelencia, comenta, “me permitió aprender de referentes internacionales, entender la importancia de la multidisciplinariedad y enfrentarme a preguntas de investigación complejas con enfoques innovadores”. Asimismo, gracias a las Unidades y Servicios del CNIC pudo formarse en el uso de tecnologías avanzadas, esenciales en el desarrollo de sus proyectos de investigación.

Pero, además, apunta, el CNIC ha sido clave para su posición actual como responsable de grupo, desde la gestión de proyectos hasta la organización del trabajo en equipo, y para comunicar eficazmente sus ideas y a tomar decisiones estratégicas en la investigación. “Todo ello ha sido esencial para dirigir mi propio grupo de investigación en la Universidad Loyola Andalucía, donde aplico no solo el conocimiento adquirido, sino también los valores de rigor, innovación y colaboración que internalicé en el CNIC”.

En su nueva posición, Macarena asegura que uno de los mayores desafíos ha sido diseñar estrategias de investigación a largo plazo, pero también la gestión de recursos y la búsqueda de financiación están siendo retos muy importantes. “Estoy en el proceso de encontrar el equilibrio entre la parte más administrativa con la investigación”.

Mantiene colaboraciones con investigadores del CNIC o que se formaron allí y que ahora están en otros centros o países. De hecho, afirma, “muchas de mis colaboraciones internacionales son antiguos compañeros del CNIC que tienen ahora sus propios grupos de investigación”.

Su equipo está enfocado en comprender el papel del endotelio en la calcificación de la válvula aórtica, un problema crítico en la salud cardiovascular para el que aún no existen terapias efectivas. “Esta línea de investigación nace a partir de mi formación y experiencia estudiando la heterogeneidad endotelial en el grupo del Dr. Rui Benedito, así como por la colaboración que tengo ahora con el Dr. Antonio Ordoñez, catedrático y cirujano cardiovascular del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla)”.

De su etapa en el CNIC recuerda el ambiente único que hay. “Es un privilegio poder formarse allí”, dice. Por eso aconseja a las personas que comienzan ahora su carrera en la investigación “aprovechar al máximo el entorno del CNIC, que ofrece recursos excepcionales, un ambiente de trabajo colaborativo y la posibilidad de aprender de científicos de primer nivel”. Asimismo, recomienda “desarrollar un pensamiento crítico, aprender a formular preguntas científicas relevantes y, sobre todo, no tener miedo a salir de la zona de confort”.

Y, aun considerando que la carrera investigadora está llena de retos y momentos de incertidumbre, afirma que cada obstáculo es una oportunidad de aprendizaje. “Es importante ser perseverantes, mantenerse motivados y rodearse de buenos mentores y colaboradores”.


Juanma González-Rosa, Assistant Professor Biology Department, Boston College & Affiliated Faculty Massachusetts General Hospital and Harvard Medical School

“Mi formación doctoral en el CNIC fue la etapa más importante e influyente en el desarrollo de mi carrera”

Juanma González-Rosa

Para Juanma González-Rosa, su formación doctoral en el CNIC fue la etapa “más importante e influyente” en el desarrollo de su carrera. También, añade, “ha sido, con mucha diferencia, la más gratificante y estimulante”. Juanma llegó al CNIC en 2008, inicialmente como estudiante Cicerone y después como el primer doctorando de Nadia Mercader, en el Departamento de Biología del Desarrollo Cardiovascular. “Durante este periodo, estuve expuesto a una ciencia de alto nivel en un entorno colaborativo y dinámico. Aprendí de seminarios con investigadores líderes y discutí mi trabajo con ellos. Lo más influyente fue el ambiente de excelencia, que ha marcado mi forma de trabajar una década después”.

Juanma considera que unirse al CNIC “fue la mejor decisión que pude tomar, y me siento muy afortunado: esta experiencia fue esencial para lanzar mi carrera como científico y despegar con una base extraordinaria”.

“Pasar de estar enfocado exclusivamente en tu investigación a liderar un grupo es una transición muy difícil”, comenta. El número de desafíos es infinito, dice: “Tras años preparándote como investigador, de repente debes asumir roles para los que no fuiste entrenado, como gestionar un equipo, resolver conflictos y asegurar financiación. Te conviertes en líder y promotor de tu ciencia. Es un reto apasionante, pero la transición es difícil”.

Actualmente sigue en contacto con algunos investigadores del CNIC, pero menos de lo que le gustaría. “Creo firmemente que hay muchísimas sinergias y colaboraciones por explorar, y me siento muy vinculado al centro como mi alma mater”.

Su investigación está directamente ligada sus estudios en el CNIC: identificar los mecanismos que posibilitan la regeneración en el corazón del pez cebra. “Queremos aprender de la naturaleza y la evolución cómo regenerar el corazón, especialmente eliminando el tejido fibrótico. Esta fue una observación de mi tesis en el CNIC y sigue siendo clave en nuestros proyectos. Nos interesa entender el papel del sistema inmune y su comunicación con los fibroblastos en este proceso.”.

Otra de sus líneas de trabajo se inspira en una cita del premio Nobel Sydney Brenner: “El progreso en ciencia depende de nuevas técnicas, nuevos descubrimientos, y nuevas ideas, probablemente en ese orden”. Así, “analizamos constantemente las barreras técnicas del campo y buscamos soluciones. Recientemente, desarrollamos métodos experimentales para realizar screening genéticos y estudiar el papel de genes en el desarrollo y regeneración del corazón, mutándolos específicamente en cardiomiocitos”.

A los más jóvenes les dice que la ciencia “es una carrera de fondo, extremadamente dura, pero también, a veces, muy gratificante”. A sus estudiantes les suele decir que la profesión del investigador es una “llamada”, una vocación por el descubrimiento. Por último, “ les aconsejaría construir una red de mentores que los guíen y disfrutar del proceso, no solo de la meta, ya que el esfuerzo diario es clave para el éxito”.


Yamilee Hurtado Roca Universidad Científica del Sur, Lima

“El CNIC fue un pilar fundamental en el desarrollo de mis habilidades científicas y en mi evolución como líder de investigación”

Yamilee Hurtado Roca

Para Yamilee Hurtado Roca la formación en CNIC fue un pilar fundamental en el desarrollo de sus habilidades científicas y en su evolución como líder de investigación. “Tuve la oportunidad de trabajar en un entorno altamente especializado, donde pude fortalecer mis competencias en el diseño y ejecución de proyectos de investigación biomédica”.

Además, la rigurosidad metodológica y el enfoque innovador del CNIC le permitieron perfeccionar su capacidad para interpretar resultados y plantear soluciones a problemas científicos complejos.

Desde el punto de vista del liderazgo, la formación en el CNIC le brindó herramientas esenciales para coordinar equipos multidisciplinarios, gestionar proyectos de investigación y fomentar la comunicación efectiva dentro de un entorno colaborativo. “Aprendí la importancia de la planificación estratégica, la toma de decisiones basada en evidencia y el desarrollo de estrategias para la transferencia del conocimiento a la práctica clínica, aspectos que han sido clave en su crecimiento profesional”.

Tras su paso por el CNIC, Yamilee ha ampliado su enfoque hacia la salud pública en Perú, liderando direcciones de gestión en investigación, desarrollo e innovación en el sector salud. “He asumido responsabilidades estratégicas, como la definición de prioridades nacionales de investigación en salud para el Perú al 2030, contribuyendo al fortalecimiento de la investigación en salud en mi país”.

Sus principales líneas de investigación se centran en salud materna, salud de la mujer, enfermedades no transmisibles y salud ambiental, con un enfoque orientado tanto al ámbito clínico como a la formulación de políticas públicas. “Estas áreas de interés surgieron en gran parte de mi experiencia en el CNIC, donde adquirí una visión integral de los factores de riesgo y la importancia de la prevención en salud”, asegura.

Actualmente, aunque no mantiene colaboraciones activas con el CNIC, reconoce que la experiencia y el aprendizaje adquiridos allí han sido determinantes en su desarrollo como investigadora. Ha construido una red de contactos con investigadores nacionales e internacionales con quienes colabora en proyectos dirigidos a encontrar soluciones innovadoras para los desafíos de la salud pública.

A los jóvenes investigadores del CNIC que aspiran a liderar proyectos y equipos, les recomienda enfocarse tanto en fortalecer su base científica como en desarrollar habilidades de gestión y liderazgo. Destaca además la importancia de combinar una formación rigurosa en salud pública, investigación clínica y metodologías avanzadas con la capacidad de trabajar en entornos multidisciplinarios e internacionales.

Asimismo, enfatiza la necesidad de aprovechar cada oportunidad para aprender de expertos, buscar mentorías y asumir nuevos retos sin temor. “Desarrollar competencias en comunicación, trabajo en equipo y gestión de proyectos es esencial para transformar ideas innovadoras en iniciativas con impacto real en la salud pública”, dice. Por último, subraya que la resiliencia, la proactividad y el compromiso con la ética en la investigación son claves para enfrentar los desafíos y alcanzar el liderazgo en el ámbito científico.