Cameron McAlpine: “Hay muchas razones por las que tenemos que dormir, algunas de ellas todavía ni siquiera las conocemos”

Icahn School of Medicine at Mount SinaiCardiovascular Research InstituteNueva York (Estados Unidos)

Cameron McAlpine: “Hay muchas razones por las que tenemos que dormir, algunas de ellas todavía ni siquiera las conocemos”

El laboratorio de Cameron McAlpine se centra en el estudio de las interacciones cerebro-cuerpo en patologías cardiovasculares y neurológicas e incorpora herramientas y enfoques innovadores en la interfaz de inmunología, cardiología y neurociencia para estudiar el impacto fundamental de las interacciones neuroinmunitarias y la comunicación cerebro-cuerpo en las enfermedades cardiacas y cerebrales. En concreto, estudia cómo la falta de sueño se asocia con la inflamación. Sus investigaciones han determinado que cuando se duermen las horas necesarias y con una buena calidad se reducen los niveles de inflamación y, por tanto, el riesgo cardiovascular.

¿Cuántas horas debemos dormir y qué es un buen sueño?

Sobre este tema ha habido muchos estudios. En principio, para un adulto sano, lo recomendable sería dormir entre 7 u 8 horas todos los días. Y es muy importante porque se relaciona con una mejor salud cardiovascular. Además, cada vez hay más investigaciones que muestran que también es importante mantener una rutina del sueño; es decir, dormir y levantarse, más o menos, a la misma hora. De hecho, se ha visto que los cambios en los patrones del sueño que se producen durante los fines de semana deben ser lo más ajustados posible, porque tienen impacto sobre la salud cardiaca.

¿Qué ocurre mientras dormimos para que sea saludable?

Hay muchas razones por las que tenemos que dormir, algunas de ellas todavía ni siquiera las conocemos. Una de ellas es que durante las horas que estamos durmiendo nuestro cerebro lleva a cabo una especie de limpieza en su metabolismo. Pero hay muchas más, otros sistemas, vías de señalización, etc. que utilizan ese tiempo para resetearse.

En el laboratorio analizamos una serie de células inmunes en el contexto del sueño, incluidas las células madre y las células progenitoras. Parece que el sueño mantiene a estas células en un estado saludable a través de distintos mecanismos, como influyendo en sus programas epigenéticos, o manteniendo un balance en la producción de células, para que, por ejemplo, no haya una producción exacerbada de monocitos, algo que es perjudicial para el sistema inmune.

¿Qué relación hay entre dormir bien y la longevidad?

Mi grupo no está investigando la relación entre el sueño y la longevidad. Sin embargo, es cierto que los datos clínicos sugieren que un sueño inadecuado se asocia con una mayor mortalidad, no solo cardiovascular, sino también de otras enfermedades inflamatorias o cáncer. Por ello, es más que probable que exista una relación entre los patrones de sueño de una persona a lo largo de su vida y su longevidad.

El sueño se asocia con enfermedades cardiovasculares, depresión, alzhéimer, etc. ¿Habría que prescribir un descanso adecuado como terapia preventiva?

Debido a que ahora tenemos un mayor conocimiento de cómo influye el sueño sobre nuestra salud, es más que lógico que, especialmente los médicos de primaria, lo contemplen como un factor a manejar. En mi opinión, hasta ahora no se ha prestado suficiente atención al sueño en el manejo de muchas enfermedades, mientras que sí se ha hecho hincapié en otros factores, como una dieta sana o el ejercicio, que también son importantes. Mi trabajo consiste en demostrar que el sueño es un factor tan determinante como estos otros parámetros y que, como tal, forme parte de un estilo de vida saludable. Y poco a poco lo vamos logrando; así, la American Heart Association Foundation señaló el pasado año que el sueño es un factor clave en el control de la enfermedad cardiovascular, al mismo nivel que la tensión arterial, el colesterol, la dieta, la actividad física, etc. Los médicos de atención primaria deberán hablar de esto con sus pacientes.

¿Y es algo que ocurre habitualmente?

Probablemente no se pregunta sobre sus hábitos de descanso tanto como se debería de hacer.

A medida que envejecemos, dormimos menos y peor. ¿Es esto algo patológico o un proceso normal del envejecimiento?

La verdad es que es algo que no se comprende totalmente. La cantidad necesaria de horas de sueño que necesitamos va cambiando en función de la edad. Desde las 20 horas de un bebé, hasta las 6 o 7 de una persona mayor. No sabemos por qué esta necesidad va alterándose con los años ni cómo influye esto en enfermedades como el alzhéimer o la patología cardiovascular. Tenemos que seguir estudiando por qué, a medida que envejecemos, dormimos menos y la relación que hay entre menos horas de sueño y algunas enfermedades.

Uno de los mayores problemas del siglo XXI es el insomnio o los problemas del sueño.

Hay una epidemia de insomnio en todo el mundo. Cada vez hay más personas que tienen problemas del sueño. ¿Las causas? Son múltiples, pero es cierto que la tecnología —pantallas, teléfonos móviles, etc.— es un factor externo importante.

Esta situación es especialmente preocupante entre los adolescentes, donde se está viendo que hay un incremento de los trastornos del sueño. Las pantallas están alterando sus hábitos de sueño y no sabemos cómo va a repercutir ello en su salud de adultos. Esta es la gran pregunta, si los malos hábitos de sueño de adolescentes y jóvenes incrementan el riesgo de enfermedades crónicas en el futuro, como las cardiovasculares o el alzhéimer. Queda mucha investigación por hacer en este campo.

Nosotros estamos llevando a cabo estudios, en animales, sobre los hábitos de sueño —pocas horas, sueño fragmentado, etc.—. Pero hace falta más investigación en adolescentes.

Su trabajo une la investigación básica con la clínica.

No tengo formación en medicina pero trabajo en un hospital, lo que me ha hecho comprender lo significativo que es que nuestro trabajo combine la investigación básica y la clínica. Esto es algo importante para cualquier investigación, pero lo es especialmente en el estudio del sueño. Los animales tienen patrones de sueño muy diferentes a los humanos, por eso es fundamental.

Yo espero que mis investigaciones tengan impacto sobre la población, como identificar nuevas terapias o que influyan en las políticas de salud pública que promueven unos buenos hábitos de sueño. Pero mentiría si no dijera que algo que realmente me interesa es el descubrimientos de nuevos fundamentos en biología.

Cameron McAlpine impartió el Seminario “Sleep calibrates immunological and cardiovascular health”, invitado por el Dr. Borja Ibáñez.