El Dr. Fuster imparte el Curso Magistral 'Población, Bases clínicas y moleculares de la enfermedad cardiovascular y la salud'
El Dr. Valentín Fuster imparte el Curso Magistral 'Población, Bases clínicas y moleculares de la enfermedad cardiovascular y la salud', organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo
El director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y el Instituto Cardiovascular del Mount Sinai Hospital, el Dr. Valentín Fuster, cree que la forma de abordar la epidemia cardiovascular, primera causa de muerte en los países desarrollado y a punto de serlo también en los países pobres, ha de cambiar radicalmente. Los esfuerzos, advierte el prestigioso cardiólogo, han de centrarse más en la promoción de la salud y consecuente prevención de este tipo de patologías que en la propia reducción del impacto de la enfermedad.
El Dr. Fuster ha impartido el Curso Magistral Población, Bases clínicas y moleculares de la enfermedad cardiovascular y la salud, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, patrocinado por Laboratorios Ferrer y el Banco de Santander, en el que ha intentado “motivar y enseñar para el futuro” a los más de 300 asistentes el curso, la mayoría cardiólogos, aunque también asisten expertos en medicina interna u otras especialidades. Este año se cuenta con la presencia de profesionales de más de 15 países, muchos de ellos de América Latina y Europa.
El experto destaca que la situación económica actual y el envejecimiento de la población van a acabar haciendo insostenible el abordaje actual de la patología cardiovascular. “Cada vez hay más enfermedad, pero no dejamos morir al enfermo”.
En este sentido, el Dr. Fuster recuerda que a nivel mundial la enfermedad cardiovascular sigue siendo la principal causa de muerte. Y a pesar de que la mortalidad ha ido descendiendo en los últimos 25-30 años, sobre todo en los países con más recursos económicos, actualmente se da la paradoja de que la prevalencia de la enfermedad cardiovascular continúa en aumento. Y esto es consecuencia de los grandes avances que se han producido en la tecnología y en los tratamientos que previenen la mortalidad, pero con un efecto secundario: una terrible carga económica. La solución a esta paradoja es clara: promover la salud y prevenir la enfermedad cardiovascular.
Gasto insostenible
Los analistas coinciden que en los próximos cincuenta años será imposible cubrir el gasto que supone hacer frente a las patologías cardiovasculares aplicando procedimientos de tecnología avanzada. Estos mismos expertos aducen que la forma de vencer esta epidemia será a través de la prevención y la promoción de la salud.
El experto aboga entonces por un nuevo concepto: “De la enfermedad cardiovascular a la salud cardiovascular, del envejecimiento al nacimiento”. En él es importante la educación para “cuidar nuestra salud desde que somos pequeños”. “La esperanza radica en educar a los niños”, dice. “La etapa de nuestra vida en el que más captamos y aprendemos se sitúa entre los tres y cinco años”.
Pero no hay que olvidar a los adultos. En este sentido explica que se están usando herramientas de “terapia de grupo” que ya han dado sus frutos en otros campos. En España, por ejemplo, “se ha aplicado un sencillo programa de intervención comunitaria de promoción de la salud integral, con grupos de 10 o 15 individuos que se reúnen una vez cada 2 a 4 semanas, similar a las terapias de grupo que se llevan a cabo en programas de dependencia de sustancias. Sorprendentemente se ha logrado un importante beneficio en el control de los 5 factores de riesgo cardiovascular más relevantes (tensión arterial, ejercicio, peso, dieta y tabaco)”. Y el último paso es el concepto de “ciudad saludable”, que debe además contemplar otros determinantes de salud como la creación de entornos físicos y sociales que promuevan la salud, zonas deportivas, auditorios enfocados a la educación de hábitos saludables, etc. Eso es lo que está haciendo con un programa en la localidad de Cardona”.
Mirando al futuro, el Dr. Fuster concluye que habrá una serie de protagonistas en la enfermedad cardiovascular: el envejecimiento, la enfermedad degenerativa del cerebro y la enfermedad de Alzheimer; la identificación y gestión de la enfermedad subclínica en los jóvenes; los niños como promotores de la salud, y por último, la genética y medicina precisión en la enfermedad cardiovascular.